domingo, 12 de noviembre de 2017

Les Putites y la antipolítica


Cuenta la leyenda que el 28 del junio de 1969, decenas de mostras se cansaron de ser violentades por las autoridades policiales en un bar llamado Stonewall Inn. En un hito que marcaría la vida de la comunidad LGBT+, estas mostras heroínas, se levantaron en contra de la policía para poner fin al hostigamiento y a la persecución. Desde ese momento, cada 28 del junio de todos los años se celebra el Día del Orgullo. En muchos países de America Latina, esta celebración se realiza durante el mes de noviembre. Y claro, no da salir semi desnude, bailar y cantar cuando el clima no nos acompaña.

Ayer sábado 11 de noviembre, miles de mostras más nos manifestamos por las calles de Córdoba. El lema oficial de la marcha fue: “Macri es hambre y represión, nosotres resistencia y subversión sexual”. Este lema causó un gran revuelo en las redes sociales, ya que muchas personas acusaron a la marcha de hacer política. Y sí. Pues clara. Eso es lo que se busca en cada una de las marchas. Toda marcha es política y cada una de nuestras cuerpas también.

Pero es que les dirigentes políticos se encargaron durante todos estos años de hacernos creer que el término “política” es mala palabra. Y ni hablar del rol que debemos ocupar en la sociedad. ¿Cómo un gay, una lesbiana, un trans o una trava van a hacer política? Eso sería demasiado progresismo para algunas mentes cerradas. El gay debe estar en el sauna, la torta en el camión, la trava a la calle y el trans no existe. ¿Por qué deberíamos meternos en asuntos sociales, políticos y económicos como el resto de la sociedad?

Se ve que ustedes no conocen la verdadera historia de la marcha del orgullo, se darían cuenta de que no es política”, se manifestaba une enojade por la red social Facebook. Como si la represión policial que se sufrió en Stonewall fuese una acción separada del contexto político que se vivía en ese entonces. Y como si el levantamiento de nuestras heroínas no fuese una respuesta política a la violencia ejercida sobre nuestra comunidad. “Acá solamente hay agrupaciones K y de izquierda, ¿dónde están las demás?”, se afligía otre. Es lo mismo que nos preguntamos muches: ¿Dónde está el resto de las agrupaciones? ¿Realmente les importa la lucha por los derechos de la comunidad LGBT+? Porque sus líderes ya nos dejaron en claro que no.

Otra de las características que diferenció esta marcha de las anteriores, es el cambio de los términos “diversidad sexual” por “disidencia sexual”. Disidencia sexual engloba todas las identidades, orientaciones sexuales, movimientos culturales, sociales y políticos que no corresponden a esa lógica heteronormativa que se nos fue impuesta desde el momento en el que nacimos. Por otro lado, “diversidad” incluye además a esa hegemonía que tanto daño nos hizo. ¿La marcha de la disidencia excluiría a las personas heterosexuales? No, simplemente se aleja y critica a las políticas sexuales tradicionales que nos oprimen a todes. ¿Qué tipo de liberación o revolución sexual somos capaces de llevar adelante si utilizamos la misma lógica y el mismo lenguaje heteronormativo de quienes nos dominan?

En fin, mientras muches decidieron hacer política al frente de una computadora criticando todos los flyers de la marcha, miles decidieron hacer política en la calle, exigiendo Inclusión laboral y sanitaria plena para personas trans. Esta consigna es la única que se viene repitiendo desde hace 9 años. También, se exigió derechos laborales para les trabajadores sexuales, basta de violencia hacia las personas disidentes y aborto legal, seguro y gratuito. Además, hubo una clara disconformidad con respecto al protocolo de detención para personas LGBT+. Dale, intentá convencerme de que puede existir una marcha del orgullo sin política.

Antes de finalizar esta pequeñísima nota, quiero dejar varias cosas en claro: esta publicación es política y puramente subjetiva. Como todas las notas que leemos en internet y en el diario, como todas las notas que escuchamos en la radio y todas las que vemos en la tele. Lo “apolítico” y la objetividad, es como Papa Noel... Un invento de les padres.

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